Guacamayos azules

Los viajes en el urbano se han convertido (en parte) en mi momento de desconectarme del mundo y conectarme a mí. Hasta pongo mi teléfono en modo de avión para que no entren llamadas, ni mensajes. Pero de algo no me puedo desconectar y es de la música. En estos días al son de Cerati me enredaba en mis dilemas sin dejar de apreciar la belleza de la mañana, sacaba fotos discretamente de lo que mis ojos veían. Hasta que a los lejos vi un árbol con unas 7 ó 9 aves que a lo lejos parecían ser cuervos por su tamaño. La estampa era bastante llamativa y me quedé viéndola sin poder reaccionar, cuervos en un árbol seco, con ramas misteriosas y cielos grises. La imagen ideal para ponerme a viajar. La fascinación fue tanta que me paralicé y no pude sacar una foto. Mientras nos vamos acercando me percato que eran cotorras, en específico, guacamayos azules. Por un momento pensé que estaba delirando al son de "Vuelta por el Universo". Cuestioné mi cordura por varios días, porque jamás las volví a ver. Pero luego contándole a una persona lo sucedido me comentó que sí, las cotorras existen, son libres.... salvajes... y han logrado adaptarse a la zona. Me suena familiar la descripción. Hasta me hizo una historia de como fue que llegaron hasta aquí.

Lluvia y romances platónicos

A principios de semana cayó una lluvia escasa y yo estaba en completa fascinación. Suena a cliché pero la sensación de sentir las gotas de agua cayéndome en la cara mientras caminaba hacia la estación era indescriptible. Ahora bien, de sentir gozo por la lluvia ya hoy sentí hastío. Nada como llegar al trabajo con los pies completamente mojados y que salgas en la tarde y la lluvia siga. Ni recordar el tufo a chicote en el tren.

Hoy me encontré en la salida del edificio una persona con la que trabajé en el pasado. El diluvio era torrencial pero fue agradable saludarle. De repente me hice esta única historia ficcional de un tórrido affair cuando me dijo que tenía un paraguas lo suficientemente grande como para que cupiéramos los dos y que al menos me podía dar "pon" hasta la mitad del camino. Me vi en tentación, qué risa! Pero decliné en parte porque me cagué pero fue lindo su gesto! Me quedé esperando que escampara sintiendo hastío por la lluvia, pero igual, con cosas positivas que recordar.

El tren y la inercia

Hoy volví a tomar el tren esta vez me aseguré de traer algo para entretenerme, los auriculares! Wow. Qué diferencia, la música hace todo más interesante. No me acostumbro de algo: Sentir la inercia aen mis espaldas, vértigo total. Supongo que es cuestión de costumbre.

Miedos irracionales

Hoy por fin tomé el tren. El camino en la cápsula metálica se me hizo bastante extenso. El olor a aliento mañanero era nauseante. El retumbar de personajes hablando bien duro a esa absurda hora de la mañana era casi doloroso. En ocasiones el tren sonaba como si se fuese a descomponer. Sentí ansiedad en varias ocasiones pero nada escaló al punto del descontrol. He superado el temor irracional a viajar sobre rieles y aunque la experiencia no fue del todo agradable si fue bastante interesante!

Viernes de bostezos

Anoche me desvelé, sólo dormí tres horas. El día transcurrió pesado, sufrí de muchos ataques de bostezos pero aún así me mantuve bastante alerta y me fue excelente en las pruebas que tuve que tomar.  Al salir de la empresa me fui a ver la nueva película de Woody Allen: Magic in the Moonlight. Tengo sentimientos encontrados con la misma. Pero sí, me entretuvo y me gustó la premisa, hubiese preferido un final menos hollywood. Pero vamos, mi respeto hacia su trabajo sigue intacto. Para mañana planifiqué una pequeña aventura, espero que todo salga bien.

Mañanas y notas aleatorias

Las mañanas son mi parte favorita del día, amo los desayunos, el sol saliente y todas las cursilerías mañaneras. El sexo matutino también podría ser uno de mis favoritos. A pesar de mi amor por las mañanas en esta última semana se me ha hecho difícil salirme de la cama. Aunque ya luego de haberme preparado me siento completamente alerta. Cuando voy por el expreso, el sol me pega fuerte en la cara y me encanta!

Mi terapia

La jungla corporativa es mi terapia. La ciudad y el laburo me siguen enredando con sus dilemas fascinantes.

Primer día

El sonido de la alarma me despertó una hora antes de lo que por lo general me levanto por mi cuenta, no pensaba que mi cuerpo se resistiese tanto al chillido persistente de un reloj.  Una hora sí hace la diferencia, no hay dudas. Aún así la ciudad me llama y mi primer día en la industria está a la vuelta de la esquina.

"Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión". Ese fue mi lema del día de hoy y como esa era la actitud no podía llegar tarde, así que la idea de tomar la transportación pública aunque conveniente, fue descartada. No sólo porque nunca la he tomado y no sé cuan confiable sea sino porque también la fobia social me taladra la mente.

Ya en el lugar tuve la oportunidad de conversar plácidamente con muchas personas con trasfondos maravillosos, trabajando en el corazón de las grandes corporaciones y ganando sueldos cuestionables. It humbles me! La recesión está rampante pero aún así hay personas que siguen luchando y apostando a una economía que no promete nada.

Esto no es un experimento social

La nueva ciudad me recibe con mucha lluvia, pensé que me libraría de ella por algún tiempo, nada que ver. Aquí estoy, sobre la cama. No puedo dormir y mañana tengo que madrugar pues comienza una pequeña aventura muy necesitada en mi vida. El ruido del abanico de techo es desesperante pero el calor es más desesperante así que aunque quisiera no lo apagaría. ¿Ropa interior? El clima no lo amerita! ¿Humedad? Al 100% ¿Polvorín? Mi rinitis no miente. Cambié el comfort de mis sábanas limpias por unas de reputación dudosa.

 Estoy hospedándome indefinidamente en una habitación que promete muchos escapes aleatorios. Interesante. Me imagino las pajas físicas y mentales que se dieron en este espacio. Sí, de todas las cosas pienso en eso.

Hoy cambié las cenas exquisitas y el vinito esporádico por un combo de un restaurante de comida rápida. Pues porque tenía ganas de mandarlo todo a la mierda y qué más daba. Terminé arrepintiéndome y sintiéndome con mucha suciedad por dentro. No es que sea cursi, todo lo contrario. Sólo que a veces tenemos que tomar mejores desiciones.

En, de los problemas nunca nos escapamos por más lejos que huyamos de ellos pero sabes qué? A pesar de todo, hay un sentido de alegría y una sonrisa que no logro borrar de mis labios. Un sentimiento cálido me arropa y me hace sentir que todo estará bien.