El sonido de la alarma me despertó una hora antes de lo que por lo general me levanto por mi cuenta, no pensaba que mi cuerpo se resistiese tanto al chillido persistente de un reloj. Una hora sí hace la diferencia, no hay dudas. Aún así la ciudad me llama y mi primer día en la industria está a la vuelta de la esquina.
"Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión". Ese fue mi lema del día de hoy y como esa era la actitud no podía llegar tarde, así que la idea de tomar la transportación pública aunque conveniente, fue descartada. No sólo porque nunca la he tomado y no sé cuan confiable sea sino porque también la fobia social me taladra la mente.
Ya en el lugar tuve la oportunidad de conversar plácidamente con muchas personas con trasfondos maravillosos, trabajando en el corazón de las grandes corporaciones y ganando sueldos cuestionables. It humbles me! La recesión está rampante pero aún así hay personas que siguen luchando y apostando a una economía que no promete nada.
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